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martes, 7 de febrero de 2012

Tapies, A10

Solo los grandes artistas pueden crear. Entendiéndose este acto como el ejercicio de sacar algo de donde no lo hay. Como hiciera Dios durante aquellos agotadores seis días.
Con el mismo coraje seres más de carne y hueso han dado forma a nuestras artes, nuestras ideas e incluso nuestros platos.
Y con el convencimiento desaberse todopoderosos, también.

Por mucho que se presenten con atuendos reaccionarios tales como barretinas o boinas, cuidado, estos Ilustres han sido capaces de rodearnos de arquitectura modernista, inventar coronas de leche, darle a Arenys nombre de musa o atreverse con el mismísimo Freddy Mercury.
Tapies se pasó la vida reinventando el arte y su lenguaje. Incorporó texturas, símbolos, Tes, cuatros, pelos y “barres” a sus telas y nos lanzó a los ojos otra lectura del lienzo. Tapies también construyó una Capilla Laica, que si bien es entendible que no esté a la altura de la Sixtina, no se le puede restar ingenio rebelde. Por lo que tiene de subversiva la concepción laica de los lugares sagrados. Bien, espero lo canonicen por lo civil tal como su trayectoria merece.
Es difícil enumerar el elenco de personalidades que han germinado en esta tierra: Dalí, Pla, Miró, Casals, Brossa, Gaudí, Espriu, Moncada, … E imposible decantarse por uno solo.
También tenemos cocineros que inventan tortillas sin huevo y bocadillos sin pan, fórmulas que nos podrían ir muy bien para soslayar los tiempos en que vivimos. Aunque la mejor ya la inventara otro maestro de la Genialidad, Russinyol con sus “duros a quatre pessetes.”
Miss Plumtree

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