Secciones

lunes, 5 de septiembre de 2011

El Ángelus de Dalí



Supongo que Dalí volcaría una gran carga sexual en este cuadro. Tal y como él solía hacerlo, de forma que nadie se percatara de que lo que había allí era sexo. Para mí en todo caso es el anticlímax. Veo un hombre sin corazón. A lo mejor se lo extirpó la mujer y por eso le pide disculpas. Disculpas serviles, pasadas de moda. Disculpas que entrañan sobre todo culpa, de las que han de acompañarse de una inclinación de cabeza que haga fijar la vista al suelo. Cuan horrendo no ha de ser el pecado cuando impide mirar al otro a los ojos. Él también mira al suelo, desde las cuencas de sus ojos vacías. No habla pero algo se le ha quedado a media garganta que le hace apretar mucho los dientes. Creo que quiere llorar pero al no tener ojos le resulta imposible.
Me pregunto que hace este hombre aquí. Que le ha impelido a cruzar este eral pedregoso, tullido como está y a medio calzarse. Presenta sus respetos ante la dama sacándose el sombrero. Puede que le esté pidiendo la mano porque en su cabeza se dibuja la promesa de una buena dote. Ella solo puede ofrecer sumisión, después de lo que ha hecho.
Miss Plumtree

No hay comentarios:

Publicar un comentario