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domingo, 11 de septiembre de 2011

De condición rubia

Los ingleses usan la expresión “To be blond” para llamar tonto a alguien. Expresión que aunque no se tenga de inglés más que nociones se entiende a la perfección, pues trabaja sobre el presupuesto universal de que los rubios son tontos. Y las rubias, mas, por supuesto.

Los hombres tontos pueden técnicamente ser llamados rubios pero en su caso este calificativo no entraña la misma fuerza que cuando el adjetivo es usado en femenino. Quizás porque para que un hombre resulte de verdad atractivo a los ojos de una mujer debe también parecer interesante. Y tonto e interesante son adjetivos casi opuestos. Con lo cual es difícil que los una y describa un mismo nombre: rubio.
Así las cosas, el icono de la rubia tonta encontró su recipiente perfecto en la mujer puesto que esta ya soportaba de antemano un catálogo de atributos complementarios de la estupidez. Como la frivolidad, la histeria, la dependencia, la falta de liderazgo y el hecho de haber nacido simple objeto de deseo. Con la inmovilidad de los jarrones en su esencia. De este modo la moda platino solo contribuía a aportar un nuevo elemento pintoresco a lo que ya se venía considerando belleza hueca.

Con Marylin Monroe a la cabeza, un elenco de rubias famosas se ha encargado de consolidar el tópico. Como entre otras Paris Hilton, Pamela Anderson, Charlene Tilton (si, si, la de Dallas). Sin embargo existe una lista interminable de mujeres guapas, rubias e inteligentes: Uma Thurman, Madonna, Jane Fonda, Hellen Hunt, Meryl Streep… Mujeres que han sabido combinar el talento con el plus exótico que aportaba su belleza.
Aunque para mí la rubia más exótica sigue siendo la Virgen María. Entiendo que no podía ser teñida pues semejante frivolidad no va con su estatus. Pero entonces José se la tuvo que traer de algún país eslavo porque rubias en Nazaret y por aquel entonces, pocas. Solo por eso se explica que la Virgen despertara semejante revuelo en la zona (bueno, quizás también por sus revolucionarios métodos de concepción). Una mujer rubia de tez pálida y ojos claros entre toda una población dotada en melanina la convertirían en objeto de deseo. Ya se sabe que lo exótico despierta curiosidad y moviliza nuestro instinto de exploradores.

En fin, que hay mujeres tontas, pues sí. Que todas las rubias son tontas, oigan, también Angela Merkel y Hilary Clinton son rubias.
Vivimos tiempos en los que discriminar por rasgos físicos está mal visto. No demos al traste con nuestra corrección política por el poquito de envidia que nos puedan dar las lo tintes claros. No discriminemos por el color de pelo. No todos los rubios son tontos. También Príncipes, Princesas y lo deliciosos niños de la alta sociedad son rubios y nadie pone en duda su intelecto.

Miss Plumtree

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