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lunes, 8 de octubre de 2012

Sansa Stark, la última Princesa



Sansa, instruida para ser damita, perfecta princesa y esposa, cumple con todos los cánones de sumisión que se esperan de una mujer decente. Es además pelirroja, deliciosa y olorosa.

La pobre, a falta de divertimentos más dinámicos se dedica a la costura y a la lectura devota de los bardos. O simplemente a estar (con actitud de recipiente) entre brocados, camafeos y telas, consumiendo el tiempo a la espera de príncipes no solo azules sino además gentiles y poetas.

Pese a todo y muy lejos de que ella misma lo sepa, esta niña tiene el don de amansar a las fieras. Una lástima que se conociera tan poco, pues de haber sido consciente de su fuerza habría aplacado también al monstruo de Joffrey ahorrándose las  mortificaciones con que ese malnacido (y peor engendrado)  la distraía. 

Ya le podía haber enseñado su madre algo útil a la niña. La Tully sabía de sobras que tendría que vivir entre lobos. Cuando tantas partes de ingenuidad se juntan con tantas otras de belleza, el resultado raras veces alcanza el umbral de inteligencia. Una madre a lo Lady Oleanna sin duda hubiera puesto remedio a eso.

Sansa Stark es la prueba de que todavía quedan Princesas.

Miss Plumtree

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