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lunes, 18 de marzo de 2013

El Corredor del Mediterráneo dará la vuelta al mundo en 80 días




El gobierno español ha firmado esta semana un acuerdo con Bruselas para la construcción de un corredor ferroviario que conecte la costa mediterránea española con Europa.  La infraestructura, históricamente  reclamada por las comunidades empresariales situadas en el mediterráneo, ha sido aprobada por el ejecutivo con el consentimiento de Merkel  que cuenta a su vez con el beneplácito de los Druidas.

A pesar de la urgencia con que la zona afectada reclama este corredor no se prevé tener la línea ferroviaria en funcionamiento hasta por lo menos el 2050, motivo por el que la acogida de la noticia no ha sido la esperada. De hecho, la fecha de entrega de la instalación es muy aproximada y desde el Gobierno se reconoce que se ha fijado en 2050  porque había que rellenar todas las casillas del contrato pero que no tienen ni idea de cuándo puede estar eso terminado.

El trazado es otra de las quejas que está recibiendo el proyecto. El corredor iniciará su recorrido en Almería, cruzará la meseta, emprenderá  el Atlántico, alcanzará las Américas, se sumergirá en el Pacífico, remontará en Filipinas, saltará al continente Asiático, trepará al Himalaya, descenderá hasta el Mar Negro y atravesará el Mediterráneo para enlazar en Port Bou con el ancho de vía Europeo. Recorrido que  tanto valencianos como catalanes estiman un poquitín largo.

La portavoz del Gobierno ha tranquilizado a la comunidad empresarial anunciando que Siemens, empresa concesionaria, cuenta con la tecnología necesaria para que el tren pueda completar el recorrido en solo 80 días. Aun así las zonas afectadas insisten en que las mercancías perecederas no pueden tardar tanto tiempo en llegar a su destino y proponen reformular el trazado y limitarlo a la franja mediterránea con una sencilla línea entre Almería y Francia.

El Gobierno recurre a conceptos como Aldea Global,  Visión Planetaria, Torrijas, Aeronáutica o Matarile para defender su proyecto y presume de haber conseguido financiación adicional y gratuita de mano de Luis Bárcenas quien ha consentido en sufragar una parte del trazado solo a cambio de que el tren haga parada en su finca Argentina de Las Peinetas.

Miss Plumtree

martes, 12 de marzo de 2013

Entrevista con un Detective

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Soplaba un viento frío que me pegaba a bofetones la humedad del mar. Enroscada en una bufanda roja y con las manos en los bolsillos caminaba a paso rápido hacia mi cita. El día acompañaba mi quehacer, tiempo hibernal, enorme luna de lobo y un pueblo costero desalmado, habitado por unos pocos viandantes escondidos bajo gruesas chaquetas con  capuchón.  Uno de aquellos tipos tenía que ser mi cita, los detectives van siempre de incógnito.

Justo antes de entrar en el  bar donde habíamos quedado me asaltó la duda: ¿nos reconoceremos? Un buen detective debería adivinar la señal roja en mi bufanda pero lo cierto es que por teléfono él no me había dado ningún distintivo para que yo pudiera identificarle.

Solo había un hombre en la barra. A pesar de estar dentro del local llevaba puesto un chaquetón. No había otros clientes, y el barman trasteaba detrás de unas cajas. La tele estaba apagada,  tampoco había música, con lo que el hombre hojeaba el periódico inmerso en un incómodo silencio. Tanto misterio era, sin duda,  buena señal.

Alcancé la barra y sin preámbulos aventuré ¿es usted…?. Me interrumpió. Llámame Javi. Todo estaba saliendo a la perfección,  noche tormentosa, un hombre misterioso, un nombre falso, y el entrechocar de botellas de fondo. 

Pido permiso para encender la grabadora.

El hombre sonríe, me da dos besos y con la mano hace un gesto para indicar que estaríamos mejor sentados en alguna de las mesas. Me sorprende un poco lo de los besos pero lo interpreto como el gesto de un seductor acostumbrado a lo prohibido. Por si acaso lo primero que pregunto al encender la grabadora es ¿está usted casado?.  Responde que esta es una profesión que no se aviene muy bien con la familia, horarios extraños, algunas mentidas….. Esto no contesta a mi pregunta pero entiendo que el esquinazo  pretende mantener su identidad oculta  y no me obsesiono en averiguar ni estado civil ni progenie. La cosa se pone interesante.

Desvío pues la atención hacia lo que me ha traído a este tugurio y dispuesta a calentar motores le pregunto en que consiste el trabajo de un detective.  Contesta que un 90% de los  encargos son empresariales, despidos, bajas, moving, competencia desleal  y que alrededor de un 5% de las veces los contratan para confirmar celos matrimoniales.  Soporto lo insulso  de la estadística por lo de los celos y porque reparo en que queda otro 5% colgando. La ratio que sin duda esconde el mundo de la extorsión, el juego y el crimen organizado.

¿Y el resto de trabajos? comento con sonrisita juguetona. Contesta que todo tipo de cosas desde colocar una cámara en un super a seguir algún adolescente a propuesta de sus padres. Contraataco diciendo que no me dirá que no encuentra lugares más interesantes donde ocultar una cámara y que no me creo que no haya escondido sus micros en algún que otro florero.  Ah es eso, que sepas que está prohibido espiar partidos políticos, me suelta. Se termina la caña y comenta si estaría yo dispuesta a tomar unos pinchos.

Renuncio a los pinchos y disparo otra bala para destapar los misterios de mi entrevistado y pregunto por qué se hizo detective. A lo que me contesta que por casualidad.  ¿Cómo?, quiero que me diga que detective se nace, que la genética le tiene que haber dado intuición, inclinación al riesgo y audacia y me viene con que ha acabado en esto gracias al azar y a la consecución de una licencia que expide el Ministerio. Está mintiendo, reacciono. Cosa que niega no sé si con resignación pero tan tranquilo.  

Bajo toda esa  pátina de normalidad habrá un submundo criminal y sumamente peligroso al que como detective privado has de enfrentarte, reclamo. Comentario que neutraliza  diciendo que si durante una investigación descubre un delito debe informar a la policía.  

Algo se está torciendo. Este tipo no cuenta todo lo que sabe, no fuma, no bebe wiski on the rocks y además llama a la policía cuando se encuentra en apuros.  Un momento, me revuelvo. ¿Se cree que me va a tomar el pelo? Para rebajar la tensión le grito al barman que me traiga un orujo y exijo a mi acompañante que inmediatamente me cuente cuales son los peligros que mantienen su vida en continuo suspense, los asesinatos en que se ha visto implicado, como se desenvuelve en el mundo de la droga, en el de la prostitución   y le insto a que me enseñe donde lleva la cámara oculta. O no ve que lo que nos ha traído hasta aquí es el interés que tiene mi público en conocer los crímenes y escarceos que ocurren en mitad de la noche.

Creo que tienes una opinión equivocada de lo que es esta profesión, me sermonea. Piensa que los detectives somos personas normales que pasamos aburridas y larguísimas horas esperando a que algo suceda.

Necesité unos tragos más para reconocer el fracaso de la entrevista y admitir que hubiera resultado más provechoso citar a una de esas encantadoras ancianas que resuelven los crímenes entre sorbitos de té.  Tú no eres detective, le dije. Y  para que te enteres, mentí, no me has engañado ni un solo instante. Me sumí en el  desconsuelo y el alcohol no solo no relajo mi verborrea si no que la subió un par de posiciones en el pentagrama

Pero de repente todo dio un giro cuando me invitó a celebrar una segunda entrevista. Dijo que era que para suavizar el disgusto que me había cogido. Pero a quien iba a engañar, se aprovechó de mi estado de embriaguez para para invitarme a su despacho. ¿Solos?. Donde recibo a mis clientes, aclaró. Capté la provocación de inmediato. Así te harás una idea más real de cómo es la vida de un detective. Semejante proposición solo podía esconder intenciones truculentas, acaso delictivas, seguro sexuales.

Recogí la grabadora y me soné los mocos por si para despedirse volvía con la técnica de los dos besos. Me enrosqué la bufanda, me calcé el bolso y empecé a pensar si no sería mas prudente acudir a la próxima entrevista con un revolver. 

Miss Plumtree