“Helena de Esparta,
Helena de Troya, Helena la Argiva, Helena la Aquea, (…) la desvergonzada, la
seductora, (…) la ruina de Ilion” La perdición de Teseo, la amante de
Paris, la infiel, la perjura, la promiscua. Helena.
¿Quién es Helena sin su marido, sin su
amante, sin su padre,… sin su vergüenza? ¿Qué nos
define? Medea ha tenido numerosas
ocasiones de explicarse por sí misma (Ovidio, Eurípides, Shakespeare…). Pero
Helena, la mujer trofeo, poseedora de ese amargo y codiciado don que es la
belleza nunca tuvo foro para exponer sus razones. Miguel del Arco, que se atreve con lo más consagrado (desde Pirandello
a Nuria Espert), ha enmendado el error y ha subido al púlpito a Carmen Machi
para que encarne a Helena y nos cuente en primera persona la versión de su
historia.
Carmen
Machi entra en escena y necesita solo un minuto para arrancarte la voluntad, arrastrarte
hacia su ira y ponerte de su parte. En este estado el espectador recorrerá la
vida de la mujer mas bella del mundo desde la primera violación siendo niña
hasta hoy, el día de este juicio en que asqueada de su leyenda Helena reclama
el olvido. Entre copa y copa de vino se explaya en los detalles de su
infortunio y mirando hacia los cielos recrimina a Zeus Todopoderoso el trato que le reservó como
padre y como Tirano.
Dice
del Arco que concibió la obra para La Machi y acertó porque la actriz despliega
su abanico de recursos y se trae a lo tragicómico el drama de la Aquea pasando
del odio al ingenio sin mediar transición. No le voy a restar valor al trabajo
de Carmen, que está soberbia, pero si resaltaré
que se apoya en un texto brillante que demuestra el arte de del Arco en la difícil
empresa de transgredir mitos.
Un
texto exquisito. Lo suficientemente inteligente para rebajar a los inmortales a
la categoría de humano. Escenografía escueta, diseñada para que se diluya en la
sobriedad que necesita un clásico. Y la interpretación a la altura de una hija del
Olimpo. Una pieza de una contundencia perfecta.
Vayan
y juzguen señores si es cierto que Helena es vacua y zorra.
Miss Plumtree
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